La primera grabadora de sonidos de la historia

A lo largo de las últimas décadas del siglo XIX los fonógrafos y otras máquinas reproductoras de sonidos, así como grabadoras, vivieron una rápida evolución, sobre todo en manos de Edison y sus colaboradores. Pero el fonógrafo de Thomas Alva Edison creado en 1877, aunque pionero en lo que a reproducción de sonidos se refiere, no fue la primera máquina capaz de grabarlos. Ya casi nadie se acuerda de él, pero mucho antes de que Edison lograra alumbrar su primer fonógrafo funcional, un intrépido francés llamado Édouard-Léon Scott de Martinville consiguió crear la primera grabadora de sonidos. El problema es que, si bien podía registrar sonido, luego no era capaz de reproducirlo, así que el juego quedaba a medias.

Aquella primera grabadora intentaba imitar la tecnología fotográfica en el arte de fijar sonidos. En un principio el primigenio fonógrafo de Scott de Martinville, que más tarde fue conocido como fonoautógrafo, fue todo un éxito. Llamó mucho la atención de la prensa de su tiempo, pero pronto fue dejado de lado porque, a fin de cuentas, estaba bien eso de «dibujar» el sonido, pero lo que interesaba era reproducirlo de nuevo.

No fue hasta 2008 cuando se recuperaron por medio de tecnología informática algunas de esas grabaciones de fonoautógrafo, logrando ser reproducidas (esta es la grabación más antigua rescatada).

Realmente al inventor francés no le interesó volver a reproducir los sonidos. Su pasión se centraba en fijar y estudiar la «grafía» que dejaban esos sonidos sobre el papel. Así, en sus estudios, nos legó diversas muestras de grabaciones realizadas dos décadas antes que las de Edison. Así luce uno de esos «fonoautogramas».

fonoautograma
Fuente: FirstSounds.

¿Cómo funcionaba el fonoautógrafo? El siguiente gráfico, publicado en 1934 en la revista Electrón, nos servirá de guía.

fonoautografo

La máquina de Scott de Martinville vio la luz en 1857, tras varios años de experimentación. Era capaz de registrar gráficamente ondas sonoras. Aquel fonoautógrafo consistía en una hoja de papel ahumado arrollada sobre un tambor cilíndrico. Ese papel era sobre el que se registraban los sonidos. El cilindro, con el papel fijado en el mismo, podía girarse con la mano a través de un manubrio (m). Combinado con un tornillo sin fin, ejecutaba un movimiento complejo de rotación y traslación. En el dibujo aparece marcado como (A) una caja de resonancia, obturada al fondo con un diafragma (a), unido su centro a un punzón a través de varias palancas de ajuste.

Al vibrar el diafragma, la punta del punzón se desplazaba lateralmente sobre la superficie del papel ahumado. Girando el cilindro y hablando con fuerza hacia la caja de resonancia, el punzón iba grabando las perturbaciones del diafragma sobre el papel en forma de líneas ondulantes. Veinte años más tarde, Edison presentó su flamante fonógrafo, que era muy similar a la máquina del francés, solo que en vez de emplear papel ahumando, utilizada papel de estaño, estado en esta ocasión el punzón unido directamente al diafragma para que, al vibrar, en vez de trazar líneas ondulantes, se generaba un patrón una huella de profundidad variable.