Eleusis

En muchos lugares de la cuenca mediterránea se celebrababan anualmente fiestas religiosas en las que el consumo de algunos psicoactivos tenía gran importancia. Ninguno de aquellos acontecimientos fue tan impresionante y duradero como el celebrado en Eleusis. Durante más de dos mil años, cada mes de septiembre, se celebró en la llanura eleusina cercana a Atenas un festival enigmático. La mitología griega cuenta que en ese lugar la diosa Deméter se reunió con su hija Perséfone, que había sido raptada hasta el inframundo por Plutón.

El festival, llamado de los misterios de Eleusis se celebraba también de forma más limitada en primavera, para saludar el renacimiento de la naturaleza. Llegada la época de la cosecha, se celebraban los grandes misterios. Gentes de todo el orbe conocido acudían a esta cita anual con una fe inquebrantable. ¿Qué ocurría durante los misterios eleusinos para que cautivaran a las gentes de dos milenios? Los textos clásicos no aclaran qué ocurría durante las ceremonias, pues estaba prohibida, bajo severas penas, la difusión de los rituales.

Ante el desconocimiento de las propiedades psicoactivas de muchas plantas, los historiadores han tenido serias dificultades para explicar los festivales de la cosecha de Eleusis. Se llegaron a plantear inspiraciones o representaciones de tipo sexual o simbólico, pero está claro que había algo más, algo muy poderoso y cautivador. Por la poca información concreta sobre los misterios que nos ha llegado, se sabe que en Eleusis cada participante ingería algo «mágico», que transformaba su vida para siempre, una pócima que abría las puertas del cielo al iniciado. Fue Gordon Wasson uno de los primeros en atacar desde otro frente el problema. Durante una conferencia en San Francisco, en el año 1977, el etnobotánico afirmó que en Eleusis se ingerían vegetales psicoactivos. Se trataría del cornezuelo del centeno, un hongo parásito que contiene psicoacticos del tipo LSD y ergot. La idea no carece de atractivo. En Eleusis el cereal, elemento central en la fiesta de la cosecha, estaba presente como eje de la ceremonia. El cornezuelo crece en el centeno y otros cereales, su consumo en forma concentrada genera grandes y complejas visiones. Con estos indicios Wasson llegó a una conclusión: el cornezuelo del centeno era el ingrediente principal en el brebaje consumido en Eleusis.

Pero, la teoría de Wasson presenta un problema. Se sabe que la ingestión de cornezuelo, por ejemplo a través de trigo infectado, no es muy atractiva. El ergot es tóxico, durante siglos se han dado epidemias periódicas en Europa durante las que han muerto miles de personas. La causa: pan fabricado a partir de harinas obtenidas de cereales infectados de cornezuelo. El ergotismo, la enfermedad asociada a estos casos, genera síntomas como vómitos, diarreas, gangrena en extremidades, convulsiones y delirios. Algunos casos de posesión diabólica históricos pueden ser explicados, a la vista de la farmacología, basados en los efectos de la ingesta tóxica de harinas contaminadas con cornezuelo, como en la quema de las brujas de Salem.

Bajo la intuición del escritor inglés Robert Graves, los hongos psilocíbicos podrían ser la respuesta, no el cornezuelo. Se convertirían así los misterios de Eleusis en las últimas celebraciones humanas que participaron del divino Soma, antes de que la llegada de la cristiandad eliminara para siempre los últimos vestigios de la religión arcaica. Píndaro, el poeta griego clásico, escribió sobre los que participaban en los misterios:

Feliz de aquel que habiendo asistido a los ritos va más allá de la hueca Tierra, porque conoce el fin de la vida y su principio divino.