Cualquiera que haya trasteado a menudo con radios multibanda en las frecuencias ocupadas por la Onda Corta, se ha topado alguna vez con una «number station» o, traducido caseramente, una «emisora numérica». ¿Nunca has escuchado una? Vale, para quien no haya tenido la experiencia, se trata de emisoras de Onda Corta, de origen desconocido, en las que puede escucharse una serie de secuencias numéricas, a veces acompañadas con letras o señales fonéticas. Usualmente, una agradable voz femenina es la encargada de emitir tan «entretenido» mensaje. Claro que, en los últimos tiempos, uno puede encontrarse de todo, desde voces «metálicas», hasta las de síntesis pura y dura, pasando por voces de niño. ¿Qué función cumplen esas emisoras? Este es el misterio, aunque, si se piensa bien, tampoco hay que buscarle tres pies al gato. Estas emisiones, que aparecen y desaparecen del espectro de radio, a veces con sorprendente periodicidad, pueden captarse a grandes distancias y, por ello, constituyen un magnífico medio para el envío de mensajes codificados por parte de gobiernos o servicios secretos. Ese parece ser su verdadero origen. Algunos pensarán que es demasiado «arcaico», pero si se recapacita, se verá que, además de sencillo, barato y simple, es eficaz, además de seguro pues, aunque se intercepte la secuencia, habría que romper el código para saber de qué narices trata el mensaje. En los últimos años parece haber aumentado la cantidad de «emisoras» que se captan, aunque no son algo nuevo pues ya se hacía referencia a ellas en la Primera Guerra Mundial. Por cierto, los «fanáticos» de Perdidos, habrán entendido a la perfección de qué va este rollo… 😉