El uso de la fotografía tridimensional para crear esculturas, o el empleo de técnicas fotogramétricas para labores similares, es algo que puede parecer muy reciente, pero ya desde las segunda mitad del siglo XIX se venían haciendo experimentos en este sentido. En la edición del 30 de noviembre de 1910 de la revista madrileña «Alrededor del Mundo», se refería de forma curiosa este asunto. Lo que sigue es una transcripción parcial de aquella noticia, que a su vez tenía como fuente original el número 3.533 del 12 de noviembre de ese mismo año de la revista francesa L’Illustration:
Antigua es la idea de emplear la fotografía como elemento auxiliar para el escultor que modela una estatua. En 1861 se empleaba un sistema complicado consistente en colocar al modelo en el centro del círculo formado por veinticuatro cámaras que simultáneamente lo fotografiaban. Se obtenían así varias tomas que, recortadas, daban otras tantas siluetas, cada una de las cuales se dividía en dos mitades, resultando cuarenta y ocho medias imágenes que se disponían alrededor de un eje vertical, rellenando entonces con una materia plástica los espacios comprendidos entre una y otra imagen, se obtenía un boceto bastante aproximado a la realidad. El sistema cayó en desuso y ahora nos hablan los periódicos franceses de un nuevo método ideado por M. Cardin, escultor de Nantes. Este método representa un progreso efectivo sobre los anteriores, no tanto por la mayor sencillez de medios que emplea, cuanto por la perfección del resultado.
Cardin obtiene el boceto de una escultura valiéndose de cuatro fotografías (frente, perfil derecho, espalda, perfil izquierdo), tomadas simultáneamente, y de una mesa mecánica de modelar que ha inventado. Las cuatro fotografías pueden obtenerse de dos modos diferentes: o con cuatro aparatos colocados en cruz a igual distancia del modelo, o con un juego de espejos de tal manera combinados que las cuatro vistas se registren en un aparato único de construcción especial (…). Las pruebas obtenidas se colocan en la mesa de modelar (…) provista de dos sistemas articulados portadores de largas agujas que pueden desplazarse en sus alojamientos y tomar diferentes inclinaciones. Para utilizar el aparato se colocan en sus pantallas dos fotografías (…) se toma en la imagen de frente un punto determinado y a él se lleva la aguja. Se hace lo mismo con la fotografía de perfil. (…) Sucesivamente, y por puntos, se irán determinando cuantos sean precisos y el escultor trabajará sin fatigar al modelo.