El mundo fantástico de Karl Hans Janke

Su nombre no me decía nada, pero en apenas unos minutos la figura Karl Hans (Joachim) Janke me ha fascinado. Todo gracias a sus dibujos y maquetas, además de su locura, que me ha descubierto BibliOdyssey, donde se puede localizar más información y enlaces, aunque por desgracia para mí, y dado el origen del protagonista, casi todo lo que se ha escrito sobre él se encuentra en alemán.

Intentando realizar una breve semblanza de Karl, recordaré que se ha convertido en un caso de estudio singular por parte de la psiquiatría. No es para menos, pues el que fuera joven soldado en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, después de haber iniciado estudios de odontología, fue apartado del servicio a las armas debido a su excéntrico comportamiento. Finalizado el conflicto no mejoró, sino que su extraña forma de actuar hizo que terminara encarcelado y, posteriormente, fuera ingresado en un psiquiátrico de Wermsdorf, Sajonia, donde permaneció el resto de sus días. Desde 1950 y durante más de dos décadas, Karl se mantuvo fiel a su propio mundo interior, fruto de la enfermedad que lo consumía. Fue diagnosticado de esquizofrenia paranoide crónica pero, al contrario que el resto de compañeros de la institución mental, toda su locura se encaminó hacia algo sorprendente. Más de veinte años dedicó este enfermo singular a crear bocetos, dibujos, esquemas técnicos detalladísimos y maquetas de una tecnología imaginaria muy compleja. Cuando falleció, su obra, realizada con obsesivo detalle día a día, permaneció olvidada en un almacén del psiquiátrico, durmiendo en el interior de cajas de cartón hasta que alguien se fijó en ella hacia el año 2000. Desde entonces, la obra de Karl Hans Janke ha sido motivo de diversas exposiciones y de varios estudios médicos. Ahora, más de 3.500 de sus dibujos y gráficos han sido puestos a disposición de todo el mundo gracias a la Deutsche Fotothek (para acceder a la galería hay que pinchar sobre ‘alle in Galerie anzeigen’), para despertar el asombro de las gentes del siglo XXI, con las que tanto soñó Karl, gracias a sus naves estelares e inventos imaginarios surgidos de las sombras de su terrible enfermedad. Vaya aquí una somera muestra de lo que soñó en la soledad de su reclusión el que es conocido por algunos como ‘el Leonardo de Wermsdorf’.

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