¿Doncellas de hierro?

Llevo unos días maquetando un grueso libro que, al parecer, trata de asuntos esotérico-medievales. Normalmente, cuando se maqueta, no te lees el libro, faltaría más. Eso tiene sus ventajas porque, por lo general, lo que sale al mercado editorial hoy día es como para caerse de espaldas, sobre todo por la gran abundancia de libros de autoayuda que a nadie ayudan y de selvas de palabras de esoterismo barato. Pero, he aquí que, como el dichoso libro tiene tantas notas al pie e imágenes, de vez en cuando te fijas en algunas cosillas.

No diría que soy un «purista» de la historia, pero cuando ves algunas cosas te rechinan los dientes. Veamos, el libro, ensayo «sesudo» sobre ciertos mitos medievales, aunque yo diría más bien modernos, repasa algunos tópicos de aquellos «oscuros» siglos como quien cocina una tortilla con una receta que conoce demasiado bien. Total, que topé con el tema de las torturas por parte de la malévola Inquisición y… ¡refrito de tópicos! Vale, que se repase la presunta historia de las torturas medievales a partir de lo que se puede ver en un museo dedicado al tema en cierto lugar de Francia pase, pero afirmar que las doncellas de hierro eran algo común… ¡no, por ahí no paso!

imgLas doncellas de hierro, aparte de haber servido para dar nombre a los Iron Maiden, no tienen, en realidad, mucha historia. Se trata de esa especie de ataúdes de metal con forma femenina en los que, supuestamente, se introducía a la víctima de torturas y, tras cerrar la puerta, quedaba atrapada y atravesada por un montón de pinchos de metal. Sí, aparece en todo tipo de películas, libros y hasta en Los Simpson1, pero de medieval no tiene mucho. En realidad, las doncellas de hierro aparecieron tardiamente, se supone que allá en el sigo XVII y nada tenían que ver con la Inquisición, que bastantes malas ideas había tenido ya. Lo de «aparecieron» se refiere a la literatura, porque doncellas de hierro de verdad, lo que se dice reales con mayúsculas, empleadas en torturas, no se conoce ninguna de la época. Eso sí, con la fama que crearon los románticos sobre el asunto, se construyeron unas cuantas en los siglos XIX y XX con fines un tanto escabrosos2.

Son este tipo de detalles los que, repito, me hacen rechinar los dientes de vez en cuando. Son minucias que no van a ninguna parte pero, por misteriosas razones, me incomodan. ¿Tan complicado era documentarse un poco? Me sucede lo mismo en las películas «de romanos», por ejemplo, donde se empeñan una y otra vez en emplear remedos de armaduras imperiales transportadas por arte de magia a época republicana. Claro que, si sólo fuera ese el error, no sería para tanto. Lo malo llega, por ejemplo, cuando se sitúa la muerte del Emperador Cómodo en la arena del Coliseo… cosas de los péplums.

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1 Atravesando a Moe Szyslak, en La casa del árbol del terror XVII.
2 Se habló mucho de la doncella de Nuremberg, supuestamente del siglo XV, pero hoy día prácticamente se puede asegurar que se trató de un objeto elaborado mucho después. También fue famosa la que, supuestamente, utilizó la «vampiresa» Erzsébet Báthory para desangrar a sus víctimas, pero claro, estamos con lo mismo, mucha literatura y pocas pruebas. Ya se sabe, los tópicos históricos tienen vida propia, como la de las «miles» de brujas que se quemaron en España, algo alejadísimo de la realidad. Por lo menos, en las películas de miedo, son cosas que dan mucho juego.