Calculadoras, benditas calculadoras, malditos engendros… Son geniales, nos permiten realizar todo tipo de proezas matemáticas sin, muchas veces, tener ni idea de cómo hacer lo mismo a mano. Y eso es el lado maldito del asunto. A este paso, mucha gente va a olvidarse incluso de la tabla de multiplicar. Pocos se acuerdan de aquellos tiempos en los que las calculadoras eran caras, toscas o, incluso, de una época anterior en que ni siquiera se habían comercializado esas maquinitas electrónicas que hoy aparecen por cualquier parte. Era el tiempo de las reglas de cálculo, maravillosos listones muy simples en cuanto a su construcción que, con el debido entrenamiento, nos ofrecían todo un mundo de cálculos «exactos». ¿No has visto nunca una? Pues he aquí una buena oportunidad, todo un «museo» dedicado a recopilar reglas de cálculo: