El día que se simuló un bombardeo atómico sobre Badajoz

El pasado 12 de febrero de 2018 publiqué en este mismo blog un artículo sobre el proyecto japonés de la Segunda Guerra Mundial que pretendía bombardear los Estados Unidos con cientos de globos cargados con explosivos incendiarios. Aquellos globos, que cruzaban el Océano Pacífico aprovechando las recién descubiertas «corrientes en chorro» (jet stream) atmosféricas, causaron generalmente pocos daños en territorio norteamericano (remito a ese artículo para más información).

Bien, vamos con una segunda parte de aquel asunto que tiene que ver con España, por muy raro que pueda parecer. El caso es que, como no podía ser de otro modo, mencioné entonces que los Estados Unidos tomaron en serio el bombardeo de los globos japoneses, decidiendo investigar tras la guerra si ellos mismos podrían utilizar esa idea pero mirando hacia Rusia (durante la guerra los aliados ya habían estudiado el tema intentando bombardear Alemania con globos incendiarios en el marco del la Operación Outward, mucho más modesta y tosca que su equivalente japonesa). Revisando algunos viejos papeles encontré con cierta referencia a un globo y la provincia española de Badajoz, y no pude resistir la tentación de tirar del hilo. Lo que sigue es un repaso sobre algunos detalles que he recopilado al respecto, aunque ya adelanto que la investigación sigue en marcha.

Globo Moby Dick
Gran globo de polietileno del Proyecto Moby Dick de los Estados Unidos, siendo inflado el 3 de junio de 1952. Fuente: Holloman Air Force Base, por Joseph T. Page II.

Camille Rougeon (1893-1980) fue un ingeniero naval francés que es recordado sobre todo por sus trabajos de divulgación sobre ciencia y tecnología de mediados del siglo XX. Su experiencia en la construcción de buques de guerra, así como en aeronáutica y tecnología nuclear, le convierten en un testigo excepcional de los primeros años de la Era Atómica. Tengo desde hace años en mi biblioteca un libro suyo que es fascinante y del que he comentado algunos datos aquí, en TecOb, pero por sorpresa descubrí un dato que se me había pasado por alto anteriormente, precisamente cuando estaba redactando la nota sobre los globos japoneses. He aquí un extracto de lo que me llamó la atención en ese libro, que lleva por título Aplicaciones industriales y militares de la explosión termonuclear, publicado en versión en castellano en 1956:

El globo libre es otro medio de transporte para bombas atómicas y soluciona igualmente el problema propuesto por Edward Teller (…). En la primavera de 1954 un globo meteorológico fue lanzado en Vernalis (California); después de cincuenta y dos horas de trayecto a la altura predeterminada de 11.300 metros, aterrizó en Badajoz (Extremadura), habiendo recorrido 10.000 kilómetros. «El contacto con el globo —declaró el general de brigada Floyd B. Wood ante la American Meteorological Society— no fue perdido en ningún momento. Pudimos determinar su vuelo en todo instante, y con una precisión razonable elegir su punto de llegada». Con respecto a tal posibilidad, la publicación Aviation Week, del 24 de mayo de 1954, recordaba los intentos japoneses durante la Segunda Guerra Mundialpara, por medio de globos incendiarios, cruzar el Pacífico y tratar de destruir las cosechas y los buques americanos.

Supongamos —agregaba el articulista— que un globo estratosférico de grandes dimensiones navegue a 20.000 o 30.000 metros y fuera cargado con una bomba atómica, ¿qué es lo que podría hacer?; su explosión podría ser mandada con el mismo grado de «precisión razonable» que la que el general Wood atribuía a su globo meteorológico, sin que, por otra parte, los radares del país amenazado estuvieran en condiciones de detectar tal modelo de ingenio intercontinental. La zona de destrucción, bastante limitada, de una bomba atómica se acomoda bastante mal con la modesta precisión de un globo. La explosión a muy gran altura de una bomba termonuclear se adapta mucho mejor a tal medio de transporte, y particularmente el modelo de 1955, de 60 MT., anunciado por M. Val Peterson, cuyos efectos incendiarios se extenderían a lo largo de zonas de unos 300 a 600 kilómetros de diámetro, según se lancen tales proyectiles aisladamente o en grupo. Pero el verdadero triunfo del globo sería el cargarle con una bomba atómica de unos kilos de peso, transposición aérea de los proyectiles de 90 mm. o de menor calibre, con los cuales quieren dotar a la artillería de campaña.

Hasta aquí, el extracto del estudio de Camille Rougeon sobre el uso de globos para realizar bombardeos atómicos (la cosa sigue a lo largo de varias páginas, pero no tiene caso detallar más). Antes de nada, y para quien extrañe la mención sobre bombas atómicas como proyectiles de artillería, recomiendo leer otro de mis viejos artículos al respecto (de junio de 2010): Davy Crockett, dispositivo nuclear portátil.

Lo escrito por el ingeniero francés era intgrigante, a saber: Los Estados Unidos experimentaron con globos meteorológicos de gran altitud (cosa muy conocida) y, en algunas de sus experiencias, simularon bombardeos atómicos empleando esos globos (cosa no tan conocida). El vuelo del globo «lanzado» hacia España para simular el bombardeo, era de por sí lo suficientemente atractivo como para ir un poco más allá. El primer paso lógico era localizar la fuente original mencionada por Rougeron. Un vez revisado el número del 24 de mayo de 1954 de la revista Aviation Week podemos comprobar, como se ve en la siguiente imagen, que las afirmaciones se ajustaban a lo allí publicado.

Globo atómico

Buscando fuentes similares, llego a Revista de Aeronáutica, publicación del Ministerio de Defensa de España, en su número 188 de 1956. La siguiente imagen es un extracto de un artículo sobre «globos libres como ingenios de bombardeo intercontinental» procedente de esa publicación y, como se puede ver, contiene todos los ingredientes de la historia que nos ocupa.

Globo atómico 2

Los elementos básicos de aquella aventura están claros, pero con recortes de prensa poco más lejos se puede llegar. Si acaso, ¿habrá algún rastro de la llegada del globo a Badajoz? Es aquí donde la cosa se oscurece, porque revisando la prensa de 1954 no aparece ni rastro de tal ingenio sobre Badajoz (habrá que seguir indagando). Se pueden leer notas sobre un objeto inusual que descendió en Badajoz, en Granja de Torrehermosa, para ser exactos, posiblemente también un globo meteorológico, pero se trata de noticias posteriores al mes de mayo.

Globo proyecto Moby Dick
Globo del Proyecto Moby Dick. Fuente: Holloman Air Force Base, por Joseph T. Page II.

Para tener datos más fiables, pensé, lo mejor será revisar los listados de vuelos de globos de investigación de esa época en los Estados Unidos que, por fortuna, se encuentran desclasificados. Lo malo es que, después de revisar esos listados (incluyendo no sólo 1954 sino todas las series históricas y bases de partida, pues hay algunas notas de prensa que se refieren al año 1952), no aparece constancia de ese vuelo en concreto desde la Vernalis Naval Auxiliary Air Station, aunque varios podrían coincidir aproximadamente pero no aparecen los detalles completos (véase aquí la cronología completa).

Nota de prensa sobre el caso, publicada en Popular Science, julio de 1954.

Desde los años cuarenta los Estados Unidos venían desarrollando diversos programas de investigación científica, técnica y militar con globos de grandes proporciones, sobre todo a través de programas como el Project Genetrix (conocido también como WS-119L), Project Mogul o el Project Moby Dick. A lo largo de más de más de una década y media, en el marco de esos y otros proyectos similares, se lanzaron cientos de gigantescos globos estratosféricos con diversas cargas útiles y, ciertamente, algunos de ellos cruzaron de forma «controlada» el Atlantico para simular un bombardeo atómico de la Unión Soviética, pero no he dado con los datos concretos del vuelo al que se refería el general Floyd B. Wood… de momento. 😉

Nota publicada en Popular Mechanics, junio de 1955.