
Turbinas y motores de explosión convencionales han sido y son empleados de forma corriente para propulsar aviones. ¿Por qué no hacer una máquina voladora cuya planta motriz sea de vapor? Suena excéntrico, y lo es, no se trata de una aventura sencilla teniendo en cuenta que construir un motor de vapor de pequeño tamaño supone un gran desafío, como pudieron comprobar quienes ya intentaron construir aviones propulsados por vapor a finales del siglo XIX. Pero, aunque sea complicado conseguir un motor a vapor con una relación potencia-peso adecuada, no es imposible, como demostraron dos intrépidos hermanos hace casi ochenta años.
George D. y William J. Besler se distinguieron en los años treinta por empeñarse en intentar que renaciera la tecnología de vapor, en una época en que la electricidad y los motores de combustión interna ya reinaban. Aunque la era del vapor había terminado, los hermanos Besler pensaron que todavía podía haber una oportunidad para esta tecnología si se enfocaba de una forma novedosa. Ahora ya no se trataba de contar con una reserva de carbón, que se quemaría en una caldera para calentar el agua que, pasando a ser vapor, moviera un motor. La novedad partía de combustible convencional, líquido, como petróleo, pero en vez de usarlo en un motor de explosión, se quemaría en una minúscula caldera que, de la forma más eficiente posible, calentaría agua circulante en un serpentín rodeando la caldera y, convertido ya en vapor, accionaría un motor con dos pistones en V, para pasar finalmente a un condesador y vuelta a empezar. En definitiva, se trataba de incorporar una serie de mejoras a la tecnología de vapor clásica, pasando del carbón a los combustibles líquidos y con un motor pequeño y eficiente. ¿Funcionaría tal cosa?
Aplicado en automóviles y otros vehículos terrestres sí parecía tener futuro la idea, pero pocos daban un duro por ver un avión volando con propulsión a vapor. Todo cambió en 12 de abril de 1933, cuando un biplano TravelAir 2000, aparentemente igual a todos sus hermanos con alas, despegó en Oakland, California. Lo novedoso del pájaro estaba en su propulsión, llevaba en su interior el sistema Besler al completo, con su minicaldera, el motor de dos cilindros y condensadores. Los testigos quedaron asombrados, el avión voló sin problemas, suavemente y, además, era silencioso en comparación con el rugido de los motores a los que estaban acostumbrados. Los hermanos Besler alegaron que su sistema permitía constuir aviones más eficientes a bajas velocidades, con menores vibraciones y muy silenciosos. Aunque negociaron con algunas compañías aeronáuticas, no se interesaron realmente por el invento, porque si se aplicaba a grandes aviones no podía competir con los propulsores convencionales en cuanto a potencia y velocidad, aunque fueran mucho más ruidosos y crearan fuertes vibraciones.
Este vídeo, que data de 1933, alojado en Internet Archive, muestra algunos de los vehículos que contaron con sistemas de propulsión por vapor diseñados por Besler Corporation. (Aunque tarda un poco en cargar y carece de sonido, merece la pena disfrutarlo).
Más información sobre los hermanos Besler:
Report on the Besler aircraft – Stanley Steamers (PDF)
George & William Besler – Steam-Powered Airplane – RexResearch (Incluye acceso a patentes)