A finales del siglo XIX, en plena época dorada de la navegación transatlántica, eran bienvenidas todas las propuestas que permitieran cruzar el charco de la forma más rápida y económica posible. Claro que, una cosa era imaginar modos de navegar con más rapidez y otra muy distinta que el mundo real se empeñara en tumbar la mayoría de aquellas ideas. Viajar por los océanos a bordo de naves con grandes paletas o ruedas no era nada nuevo, pero el colmo de la propuesta rondante se la llevó un inventor francés que atendía al nombre de Ernest Bazin.
Imágenes de La Ilustración Artística, Barcelona, 12 de octubre de 1896.
Entre 1896 y 1898, año en que falleció Bazin, su propuesta de transatlántico rodante dio mucho que hablar en la prensa mundial. Por desgracia, incluso después de haber logrado financiar y construir su novedosa nave a vapor, se demostró que era peligrosa, costosa de mantener, muy difícil de gobernar y, para colmo, relativamente lenta. Sin embargo, en algunas pruebas postreras la nave parecía haber superaro muchos de sus primeros problemas y hasta consiguío sorprender por su rapidez. Por desgracia, Bazin nunca pudo perfeccionar la idea que, posiblemente, no hubiera ido muy lejos de todas formas. Lo que sigue es una descripción del transatlántico rodante de Bazin que he localizado en La Ilustración Española y Americana en su edición del día 8 de septiembre de 1896…
El señor Bazin ha hecho construir un buque completamente distinto de los que hasta ahora hemos visto; y notables autoridades en materias navales creen que con los nuevos barcos se alcanzarán velocidades mucho mayores que las actuales, con un consumo mucho menor de combustible. De las experiencias practicadas basta ahora resulta que, gracias a la menor resistencia que presenta el agua a las ruedas, que son la parte principal del invento, se han conseguido velocidades que superan en 6 millas por hora a las alcanzadas por los vapores más rápidos que hoy existen. En vista de tan satisfactorios resultados, se ha construido un buque rodador que ha sido bautizado con el nombre de Ernest Bazin. El nuevo buque desplaza 280 toneladas y se compone de una plataforma rectangular de 38,50 metros de largo por 12,18 de ancho, sobre la cual van las calderas, máquinas y demás dependencias del barco. Dicha plataforma va sostenida por seis flotadores lenticulares, a los que da movimiento una máquina especial. (…) El señor Bazin calcula la economía de combustible en un 50 por 100, lo que, unido al aumento de velocidad, da una ligera idea de las innumerables ventajas de los nuevos buques. Si las pruebas definitivas que han de verificarse dentro de breve plazo confirman los cálculos del inventor, bien puede asegurarse que dentro de algunos años los transatlánticos rodadores habrán sustituido por completo a los buques actuales.
Ilustraciones de la nave de Bazin procedentes de La Ilustración Española y Americana. Biblioteca Nacional de España.
Esquemas de una de las patentes de Ernest Bazin sobre su transatlántico rodante.
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Más información: Patentes de Ernest Bazin.