Historia de las bestias cuadrúpedas y las serpientes

Por muy extraño que sea un animal, por muy lejano que esté el lugar en el que viva, los escolares de hoy día pueden verlo, ya sea en fotografías en color a través de sus libros de biología o a través de la web o un documental televisivo, con lo que, más temprano que tarde, aprenden que animales como el unicornio son legendarios y bichos raros como el el dragón de Komodo sí son reales. Hubo un tiempo, sin embargo, en que no sólo para los niños sino para cualquier persona, era problemático saber si un animal del que le habían hablado caminaba sobre el mundo o sólo habitaba en la imaginación.

unicornioA falta de Internet, televisión, radio y libros bien documentados, en el siglo XVII, con la ciencia moderna apenas en proceso de nacimiento, un religioso inglés, Edward Topsell, decidió recopilar todas las historias acerca de bichos que entonces se contaban. En aquella época el mundo era verdaderamente ancho, muchos lugares jamás habían sido visitados por ningún humano y muchos otros eran desconocidos en occidente. Se contaban muchas cosas raras pero… ¿cómo diferenciar lo real de lo ficticio? En 1607 el voluntarioso Topsell publicó un maravilloso libro, atractivo, curioso, visualmente apasionante, en el que afirmaba haber recopilado gran parte del saber zoológico de su época, con datos ciertos y veraces. Con más de 1.000 páginas, el tratado al que llamó Historia de las bestias cuadrúpedas y las serpientes1, no dejaba muy claro el origen o fuentes de información utilizadas y, en muchas ocasiones, hace mención a leyendas o recurre a los filósofos de la antigua Grecia, por ello se trata de un curiosísimo libro que mezcla lo real con lo imaginario, para disfrute y confusión de los lectores. El mayor problema residía en que muchas veces las descripciones de animales lejanos no coincidían entre ellas y, comunmente, animales que hoy conocemos desde niños, eran mal descritos o hasta dibujados de forma grotesca, aunque se pensara entonces que verdaderamente podían ser así.

Camellos gigantescos, hipotótamos sanguinarios, esfinges inteligentes, preciosos unicornios… el mundo parecía un lugar imposible de abarcar, en verdad lo era para las gentes de la época, plagado de tierras inaccesibles en las que todo podía ser posible. El libro de Topsell consiguió gran éxito, se reeditó durante décadas y alegró la vista y la imaginación de muchas generaciones, pero no mucho después, la botánica y la zoología sistemáticas comenzaron su andadura y desterraron al mundo de los sueños y la fantasía a los unicornios, lamias, gorgonas y demás extraños animales que, se suponía, podía uno encontrarse en tierras australes o incluso más allá. No por ello la ciencia nos despojó de maravillas vivientes, porque desde aquellos años el catálogo de seres vivos «fichados» no ha dejado de crecer y, si raro es un unicornio o un dragoncito… más raro es encontrarse, cara a cara, con un ornitorrinco o un okapi, por ejemplo. ¿O no? 😉
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1 Traducción casera del original en inglés: The History of four-footed beasts and serpents.

Imágenes: Unicornio, tal y como se representa en la obra de Topsell.

–> Ejemplos de láminas presentes en el libro de Topsell.
–> Edición de 1658, ejemplos de grabados.