El chaval que quiso construir un reactor nuclear

En los años sesenta tuvo bastante éxito, o al menos fue muy conocido en ciertos ámbitos en los Estados Unidos, un libro ciertamente atractivo. Apareció bajo el título The Golden Book of Chemistry Experiments y pronto llamó la atención de muchos químicos aficionados y futuros científicos. Sí, se anunciaba como libro para niños y, como tal, es realmente genial. Naturalmente, hoy día a nadie se le ocurriría regalar este libro a un niño, porque los experimentos que describe pueden ser muy peligrosos, pero en su época la prevención en ese sentido era, como poco, muy inferior a la actual, por lo que muchos niños tuvieron el primer contacto con la experimentación científica gracias a este bello libro escrito por Robert Brent e ilustrado por Harry Lazarus. Actualmente apenas quedan unos pocos ejemplares en el mercado de libros usados, que se cotizan a precios considerables pero, por fortuna, se puede encontrar en la red en versión PDF1.

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De alguna forma un ejemplar del libro cayó en manos de un chaval con grandes inquietudes, posiblemente demasiadas, y se metió en un lío de los gordos. Apenas nadie se enteró de ello hasta que un periodista, Ken Silverstein, publicó un artículo sobre el caso en 1998 y, posteriormente, un libro con el curioso título The Radioactive Boy Scout.

El protagonista del lío, David Charles Hahn, contaba en 1994 diecisiete años de edad y vivía por entonces en una pequeña ciudad de Michigan. Leyendo el libro de Robert Brent fue obsesionándose con la idea de recolectar una muestra de todos los elementos químicos, incluyendo los radiactivos. Algunos elementos son muy sencillos de encontrar y guardar de ellos una pequeña muestra, pero otros están muy lejos de cualquier aficionado, ¿o no es así? Parece que Hahn no pensó eso, estaba decidido a llegar hasta el final de su obsesión con la tabla periódica así que, en un apartado rincón de la casa de su madre, comenzó a construir un pequeño reactor nuclear.

Naturalmente, no logró nada que funcionara, pero sí acumuló peligrosas cantidades de elementos radiactivos de forma muy peligrosa e inconsciente. La táctica de Hahn para recoger elementos radiactivos era muy ingeniosa. Por ejemplo, había conseguido muestras de americio partiendo de detectores de humo, radio de antiguos relojes y torio de revestimientos de lámparas de camping. Su objetivo consistía en poder recoger y purificar materiales capaces de generar una reacción de fisión. Se hizo pasar por científico escribiendo cartas a algunos centros de investigación pidiendo consejo, claro que su pobre forma de escribir le delató y despertó sospechas, pero a pesar de ello fue el miedo lo que terminó por descubrir sus actividades.

Con gran cantidad de muestras de elementos radiactivos en su poder, y sin tener mucha idea de cómo completar su reactor de fisión, el chaval se percató de que la casa estaba siendo contaminada con radiación y, apresuradamente, intentó deshacerse de las muestras. Un encuentro casual con la policia llevó a sospechar a las autoridades y, más tarde, al mismísimo FBI y a los organismos de control nuclear y ambiental. El susto que se llevaron cuando los contadores geiger empezaron a despertar furiosos cerca de la casa debió ser monumental. La orden de descontaminación fue inmediata y en junio de 1995 se procedió a retirar cualquier rastro de radiactividad del lugar, siendo enviadas las muestras a un cementerio de residuos radiactivos de bajo nivel. Aunque al osado Hahn se le ofreció ser sometido vigilancia médica, porque el haber estado expuesto a elevados niveles de radiación durante meses no debía ser nada bueno, se negó a recibir cualquier tipo de ayuda médica.

Después de todo aquello, Hahn abandonó sus estudios y pasó a alistarse en la marina de los Estados Unidos. Curiosamente, cuentan ciertos rumores, que no tengo ni idea de hasta qué punto podrán ser ciertos, el chaval que quiso construir un reactor de fisión fue destinado, precisamente, a trabajar a un lugar muy especial, el portaaviones nuclear USS Enterprise. 😉

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1 Puede descargarse el libro desde OpenMaterials. (PDF, 28MB).