Pesca de diamantes

La imagen habitual que nos puede llegar a la mente a la hora de pensar en explotaciones de diamantes, suele ser la de una gran y profunda mina. Normalmente suele ser así, pero desde hace años la obtención de diamantes a partir de sedimentos fluviales está igualmente proporcionando resultados atractivos. Se conoce desde antiguo que los ríos que drenan regiones ricas en diamantes, al igual que sucede con el oro, concentran en las arenas que arrastran sus aguas cantidades nada despreciables de esos preciados materiales.

Por lo que sé, el lugar del mundo donde más se están volcando los esfuerzos de compañías diamantíferas, como la muy conocidad De Beers, a la hora del empleo de nuevas tecnologías para drenar arenas con diamantes procedentes de erosión fluvial es la costa de Namibia. En concreto, los mayores esfuerzo se concentran en la desembocadura del Río Orange, cerca de la sudafricana población de Port Nolloth y en la costa que se despliega hacia el norte entrando en Namibia.


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No fue hasta 1958 cuando se comenzó a explotar la gran reserva de materiales aluviales diamantíferos en las costas sudafricanas. Las primeras exploraciones de ese tipo se limitaron a tímidos intentos de extracción en la propia desembocadura del río.

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Hacia 1980 ya se pensaba en el desarrollo de grandes buques capaces operar en mar abierto y, una década más tarde, comenzaría la verdadera explotación de estos recursos que, hoy, todavía está dando sus primeros pasos. Ahora que la tecnología necesaria para el procesado de las arenas está disponible, es de esperar que este tipo de minería de diamantes evolucione de forma positiva y muy rápida, extendiéndose, posiblemente, a otros lugares del planeta.

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Imagen superior: Popular Mechanics, Marzo de 1970.
Imagen inferior: Buque extractor de diamantes del lecho marino De Beers Debmar Atlantic 2.