Resultados irreproducibles

No todo iba a ser investigación y trabajo en la vida de los científicos. En algunos casos, para dar rienda suelta a su imaginación, saldar alguna cuenta pendiente con un experimento especialmente difícil o, simplemente, por mala leche, algunos científicos han redactado imaginarios artículos de investigación que son verdaderas obras de arte. Muchas veces, dado lo bien redactados que están, siguiendo las normas de la producción científica e incluyendo sesudas y extensas notas al pie e incluso una amplia bibliografía, podrían ser tomados por verdaderos trabajos de investigación científica seria.

Nada más lejos de la realidad, pues estos divertimentos, no son más que bromas muy elaboradas a pesar de que, lamentablemente, hay quien se ha creído alguna de ellas, como en el caso Sokal, que ya visitó este blog hace meses. No conozco el nombre del «fundador» de esta divertida tradición del artículo científico «de pega», pero seguro que a muchos les viene a la memoria los famosos artículos de Isaac Asimov acerca de una imaginaria substancia, la tiotimolina, que reaccionaba a estímulos diversos antes de que estos se produjeran1. Es tal la calidad de esos artículos que, tal y como reconocía Asimov en algunas universidades se tomaba el primero de ellos como ejemplo de buena redacción y estructura, algo así como un modelo «perfecto» de redacción científica. Claro está, su contenido es totalmente estúpido, pero la forma de presentarlo y la presencia y estructura de la bibliografía hacen que sea un verdadero modelo y que, algún incauto o despistado, haya intentado encontrar en las bibliotecas las referencias bibliográficas citadas, naturalmente también imaginarias.

Llevando la tradición del artículo científico ficticio al extremo, se fundó a mediados de los cincuenta la impresionante revista de humor científico The Journal of Irreproducible Results, que durante décadas ha proporcionado artículos de lo más elaborado, siquiendo el patrón de cualquier publicación científica seria, pero basados en ideas «locas», datos inventados o, simplemente, en bromas elaboradísimas. El resultado, además de impecable en la forma, es de lo más divertido. Entre esos artículos, puede el lector encontrar2, por ejemplo, un estudio que plantea preservar el Cañón del Colorado de la contaminación por medio de su relleno con poliestireno expandido. La idea, impracticable, es sin embargo estudiada y calculada con detalle, determinando que harían unas 1012 toneladas de material para cumplir el objetivo. El artículo presenta cálculos, tablas, estadísticas y todo lo necesario para que cumpla los requisitos de un artículo «serio». ¡¡Y el autor se tomó la molestia de realizar los cálculos, de verdad, por pura diversión!! Por ejemplo, se le ocurrió calcular el número de camiones necesarios para rellenar el cañón, vamos, entre 350 y 785 millones de ellos. La broma llega al extremo de haber tomado como material de base uno que, tal y como cuenta el artículo, no se fabrica desde mediados de los sesenta. Otro ejemplo curioso es el de un artículo que afronta la imposibilidad de sacar una fotografía de las cataratas del Niágara de noche usando flash. El autor llega a la conclusión de que se trata de algo muy improbable, pues tras analizar una base de datos con más de 70.000 fotografías de ejemplo, su cálculo demuestra que en el 94,7% de ellas no se veía nada.

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Ciertamente, se trata de bromas tan elaboradas que una piensa si verdaderamente no estarán un poco locos sus autores. Tan divertidos ejemplos inciden, tal y como expresa el nombre de la revista, en la irreproductibilidad de los casos tratados, siendo la capacidad de reproducción independiente una de las bases de la ciencia, totalmente olvidada aquí en beneficio del más complicado y retorcido humor3. ¿O es que acaso los científicos no iban a divertirse?

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1 Asimov publicó diversos artículos sobre esa imaginaria substancia. El más famoso, sin duda, el original: Las propiedades endocrónicas de la tiotimolina resublimada, publicado en 1948.
2 Para leer sobre estos ejemplos, y otros más, véase: Los científicos se divierten, de Joandomènec Ros. Mundo Científico, 182, Septiembre 1997.
3 Otro caso de revista dedicada a la «broma» científica, más conocido, es el de Improbable Research, aunque en este caso, por lo general, se trate de investigaciones reales pero de dudosa utilidad.