Étienne-Jules Marey, el cronofotógrafo pionero en la captura de imágenes a alta velocidad a mediados del siglo XIX, ya visitó TecOb hace bastante. Entonces no describí uno de sus más famosos inventos, el rifle fotográfico. Sirva esta nota de hoy como complemento de aquel artículo biográfico.
La pasión de Marey por captar hasta el más mínimo detalle del vuelo de los pájaros, el movimiento de atletas y máquinas o la posibilidad de aplicar la fotografía en estudios de fisiología humana chocaba con las capacidades técnicas de las primitivas cámaras fotográficas de su época. Una de las soluciones que encontró a la hora poder realizar capturas de imagen en pequeños instantes fue el rifle fotográfico. Como su propio nombre indica, se trataba de una camara fotográfica con forma de arma de fuego. En concreto, se inspira en un revólver, con empuñadura, tambor giratorio y cañón, solo que, aquí, no se dispara contra nadie o nada, sino que se capta la luz a alta velocidad. Con este aparato Marey asombró a sus contemporáneos, tanto por su precisión como por las fotografías resultantes, que mostraron todo un mundo nuevo. Al fin pudo comprobarse cómo vuelan las aves, o galopan los caballos, momento a momento. Con un cliché circular de doce tomas, habitando en el tambor del «arma», la máquina era capaz, gracias al movimiento circular del tambor animado por un mecanismo de relojería, de alcanzar una velocidad de obturación de 1/700 segundos, con lo que las doce tomas eran «quemadas» en apenas un pestañeo, suficiente como para enseñar detalles nunca vistos sobre el movimiento de animales y personas. Con las imágenes impresas sobre cristal preparado con una disolución gelatinosa de bromuro de plata, se tenía entonces una colección de doce instantáneas sorprendentes.
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Imagen y referencia bibliográfica: La Ilustración española y americana, 8 de Mayo de 1882.