Esta imagen de satélite pertenece al distrito minero de Bayan Obo, situado en el norte de China, cerca de la frontera con Mongolia. La vegetación aparece en tonos rojizos, las praderas en marrón claro y el agua es verdoso. Los dos grandes agujeros oscuros en la tierra son unas minas únicas en el mundo. Al sur de las minas, como gigantescas lenguas marrones, aparecen los lavaderos y escombreras resultado de la explotación minera, donde se acumulan gran cantidad de substancias tóxicas.
Imagen de satélite de las minas de Bayan Obo en 2006 (NASA Earth Observatory – Terra/ASTER). Ampliar imagen
¿Qué tiene de especial este lugar? Lo más llamativo de Bayan Obo es que, prácticamente con seguridad, se puede decir que cualquier persona que esté ahora mismo leyendo estas líneas tiene cerca un pedazo de material extraído de las entrañas de la tierra en esas minas. Cualquiera que tenga un ordenador, una cámara digital o un teléfono móvil, a buen seguro que será propietario de un aparato que funciona gracias a lo que se extrae en ese lugar. Hasta los años ochenta la mayor parte de las tierrar raras se producían en Mountain Pass, California, pero hoy la situación es muy diferente. Y, sin ser muy conocido, he ahí este lugar que se ha convertido en un punto crítico de la economía mundial. Es más, el control chino de las tierras raras ha generado diversos conflictos y promete ser mucho más problemático en un futuro cercano. Si algo le sucediera a la producción de Bayan Obo, el precio de los productos microelectrónicos sufriría cambios poco agradables. Por otra parte, el descubrimiento y explotación de otras posibles reservas de tierras raras en otras partes del mundo, lejos del control chino, también podría originar nuevos conflictos.
Bayan Obo, imagen de Bert van Dijk.
¿Tierras raras? Sí, para que la tecnología microelectrónica funcione como se desea, es necesario el uso de elementos relativamente escasos como el cerio, el lantano o el iterbio. Lo más llamativo del mercado actual de estos valiosos elementos es que China controla prácticamente toda la producción mundial y, no sólo eso, sino que además es el productor directo de casi la mitad de todo ello. Es en Bayan Obo donde se extrae esa gran parte del pastel de las tierras raras y, por ello, es con diferencia la mayor mina del mundo dedicada a esta producción.