Esta mañana un artículo en Make me ha recordado una de mis escenas favoritas de todas las películas de Star Trek. Este vídeo nos refrescará la memoria.
La situación no tiene ni pies ni cabeza, pero me encanta. Más que nada, no me imagino a un ingeniero del siglo XXIV manejando como si nada un viejo Macintosh que, para colmo, ejecuta acciones nunca vistas. No le busquemos tres pies al gato pero… ¿qué hay del aluminio transparente? En el vídeo aparece Scotty, el jefe de máquinas de la Enterprise, junto a Bones, en una fábrica de Plexiglás del siglo XX. Veamos, el ingeniero del futuro necesita transportar a su tiempo dos inmensas ballenas a bordo de un vetusto Ave de Presa klingon, concretamente una B’rel, junto con el agua necesaria para la operación. ¿Podrá construir el contenedor adecuado con algún material del siglo XX? En la película se afirma que no es posible y que la única forma de llevar a buen puerto la aventura será «regalar» la fórmula de un material futuro, el aluminio transparente, a un fabricante del siglo XX.
Pero, tal y como se preguntan en Make, ¿sabrían los guionistas de Star Trek IV, The Voyage Home algo sobre la existencia del oxinitruro de aluminio? Sí, porque esa película de 1986, a la que pertenece la escena, menciona ese material casi mágico capaz de una resistencia asombrosa que, en realidad, existe desde princpios de los ochenta. De acuerdo, no es «aluminio transparente», pero podría tomarse como tal. La patente estadounidense de 1984 número 4.520.116, por ejemplo, menciona cierto material que se venía investigando desde hacía algunos años. El título de esa patente lo dice todo: Transparent aluminum oxynitride and method of manufacture.
El oxinitruro de aluminio, comercialmente ALON, es un material cerámico de aluminio, oxígeno y nitrógeno que se emplea hoy en la fabricación de cúpulas frontales para sensores en misiles, blindaje de vehículos militares y aplicaciones similares. De hecho, este material que se vuelve transparente después de pasar por un proceso de prensado y de tratamiento térmico y de pulido, es tan especial que es ideal para cualquier aplicación militar en la que se requiera gran resistencia a impactos junto con cualidades de transparencia. Lo malo es que es carísimo, así que no me imagino lo que le hubiera costado a Scotty encargar una gran «bañera» para ballenas contruida con oxinitruro de aluminio. Claro que, al final le salió gratis, porque le regaló a la fábrica de Plexiglás la fórmula… ¿o no fue así? 😉