
En Futurama, el burócrata Hermes Conrad es feliz cuando visita un lugar de referencia para él y para todos los burócratas: el gigantesco complejo de Burocracia Central, con millones de archivadores. En el mundo real existe un lugar que es incluso más impresionante: La Oficina de la Seguridad Social de la República Checa, en Praga. Las imágenes de este post fueron tomadas en 1937, al poco de inaugurarse la instalación.
En concreto, el sistema de archivo dela Administración de la Seguridad Social checa, situado en el distrito de Smíchov en Praga (en pleno centro de la ciudad), contiene nueve mil archivadores con registros de toda la población del país. Vale, dicho así no es algo sorprendente, porque lo realmente llamativo es que, en este lugar que sólo se puede visitar bajo estricta seguridad y con permisos difíciles de conseguir (o al menos era así hasta hace unos años pues ahora es más una atracción cultural que algo «secreto»), se encuentra un sistema continuo de archivos de 52 metros de largo, siete de ancho y ocho de alto dotado de mesas-plataforma móviles. El conjunto consta de 18 bloques, cada uno con 500 cajones. Cada uno mide varios metros de largo y, si los cajones se apilaran uno al lado del otro, tendrían 27 kilómetros de longitud. El burócrata de turno maneja la máquina apiladora, que se mueve hacia arriba, abajo y a los lados, utilizando un sistema de control eléctrico.
Aunque este lugar ha sido mencionado en muchas ocasiones como una joya de los años treinta del siglo pasado, poca gente sabe que sigue en activo. En la actualidad, esta parte del gigantesco archivador sirve para conservar las hojas de registro que ya se han digitalizado. Hacia 2013 trabajaban en el lugar 13 empleados (no tengo datos más actuales). Antes de la digitalización, existían turnos de mañana y tarde, cada uno formado por un equipo de 18 personas.
El impresionante archivador se ha mantenido en su forma original. Sólo en la década de 1970 se modernizó, cuando se instalaron escaleras en los archivadores por razones de seguridad. Este ingenio burocrático llegó a ser uno de los sistemas de almacenamiento de documentos más eficaces del mundo. Los registros mecánicos de los ciudadanos cumplieron su función ininterrumpidamente desde 1936 hasta principios del siglo XXI, cuando comenzó la digitalización de la documentación.
Más información en Vintage Everyday (fuente de las imágenes) y reseña con vídeo de 2013 (en checo).