Cuando los humanos tenían 24 pares de cromosomas

Una anotación reciente de Xefer me ha traído muchos recuerdos. He de reconocer que no es sencillo contar cromosomas si no estás acostumbrado. Recuerdo muy bien las horas pasadas en un laboratorio de histología aprendiendo a reconocer estructuras celulares con diversas técnicas de tinción y lo complicado que era intentar diferenciar cromosomas. También recuerdo una metedura de pata de las que hacen historia. Fue en un examen final de Biología Celular, que consistía en reconocer tipos celulares en varias preparaciones para microscopio. En una de ellas aparecían claramente neuronas pero, haciendo el imbécil pensé: «no puede ser tan sencillo». En la ficha rellené la casilla con algo que no recuerdo bien, pero que bien pudo haber sido astrocitos. Semejante burrada no influyó mucho en el resultado final, porque sólo era un fallo entre gran número de muestras, pero no se me olvidará en la vida. Desde entonces, cada vez que tengo ocasión, aprovecho para mostrar mi más profunda admiración por todas esas personas que durante décadas dedicaron largas horas realizando tinciones y estudiando estructuras celulares bajo el microscopio, en una labor encomiable que unía lo científico con lo artístico y que guarda como condición poseer una paciencia a prueba de terremotos.

Paciencia debían tener en la época en que se comenzaba a comprender cómo funcionan las células. ¿Podremos contar cromosomas? Por supuesto, se dijeron, pero por desgracia durante mucho tiempo un error se arrastró de manual en manual sin que se le diera mucha importancia. Sí, aunque pueda resultar extraño, no fue hasta el año 1955 cuando quedó establecido finalmente que los humanos poseen en sus células somáticas 23 pares de cromosomas. Puede que fuera porque los chimpancés o los gorilas cuentan con 24 pares de cromosomas, o simplemente por un despiste general, porque en muchas microfotografías anteriores a los años cincuenta pueden contarse 23 pares de cromosomas en células humanas, pero seguía siendo repetida una y otra vez la misma cifra errónea: 24 pares.

El genetista Joe Hin Tjio, nacido en 1916 en lo que ahora es Indonesia, entonces parte de las Indias Orientales Holandesas, fue quien se encargó de terminar con el error. Entre 1948 y 1959 realizó diversas investigaciones sobre cromosomas en Zaragoza. Sí, lo he escrito bien, en pleno franquismo todavía quedaban reductos de ciencia en España donde se podían descubrir cosas asombrosas, concretamente me refiero a la Estación Experimental Aula Dei, de Zaragoza, actualmente del CSIC. Fue durante un encuentro con Albert Levan, en la sueca Universidad de Lund, cuando ambos científicos dieron forma a este histórico artículo en el que se muestra, de una vez por todas, que el número de cromosomas en las células somáticas humanas es de 23 pares:

Joe Hin Tjio, Albert Levan. The Chromosome Number of Man. Hereditas; Vol., Issue 1-2, pages 1–6, May 1956. (Versión en PDF).

cabecera