Alonso de Santa Cruz, nacido en Sevilla en 1505, pasó media vida creando mapas y es un caso sobresaliente por ser un adelantado en varios campos, aunque hoy en día apenas se le recuerde. Además de las obras históricas que publicó, su trabajo era el de cosmógrafo, que era la profesión que en aquellos primeros años del siglo XVI ocupaba a quienes reunían el saber geográfico y astronómico creando mapas. El término viene de antiguo, pues se refiere a una obra de Claudio Ptolomero del siglo II d.C. En el siglo XVI la palabra «cosmógrafo» se suele usar para quienes trabajaban en materias de navegación y cartografía para la Casa de Contratación de Sevilla. Esta institución, que formaba parte de la Corona de Castilla, se estableció en Sevilla en 1503 y se encargaba de controlar todos los aspectos que tuvieran que ver con el comercio más allá de la península Ibérica, desde la formación de marinos hasta temas judiciales, organización de flotas, hasta licencias de comercio. Lo registraban todo con mucho detalle, por lo que es una fortuna que el ingente archivo resultante haya llegado hasta hoy, convirtiéndose en una de las fuentes primarias de mayor interés de la época (se encuentra, junto con otros archivos, en el Archivo General de Indias de Sevilla).
Vayamos centrando el tema. Después de participar en la organización de expediciones hacia América, y tras bastantes aventuras, pasó en 1535 a ser cosmógrafo de la Casa de Contratación de Sevilla. Su tarea consistía en crear mapas (cartas de navegación) e instrumentos náuticos. Y, a partir de ahí, su producción cartográfica y de invención no se detuvo. Diseñó instrumentos para calcular la longitud utilizando cálculos astronómicos de la Luna y los planetas. También creó un aparato para calcular la longitud geográfica por medio de cálculos sobre la desviación de la brújula, y dibujó los mapas correspondientes que servían de ayuda para utilizar esa herramienta. Fue pionero en el uso de diversos tipos de proyección cartográfica, pero como tanto su labor cartográfica como la producción de instrumentos de navegación eran tema reservado, un secreto de Estado, apenas nadie supo entonces o en siglos posteriores que lo que se movía en la Casa de Contratación era realmente puntero y muy adelantado a su época.
Genealmente el mérito de trazar el primer mapa magnético de la Tierra de le otorga a Edmund Halley. El astrónomo inglés llevó a cabo un viaje en 1698 para recopilar datos sobre el campo magnético de la Tierra, esencialmente los propios del océano Atlántico. Con esta información se creó más tarde la «primera» carta magnética. Ciertamente, todo un logro, pero lo que ya nadie recordaba por entonces era que, ya en 1533, Alonso de la Cruz había plasmado la primera carta con datos magnéticos y, para colmo, no sólo Alonso y sus compañeros manejaban cartas náuticas sobre las que los trazados o líneas de rumbo eran «reales», sino que también aconsejaron el uso de relojes perfeccionados para que se emplearan por las flotas españolas para la medición de las longitudes geográficas. Todo esto mucho antes de que técnicas similares se extendieran por todo el mundo. Es lo que tienen los secretos, te dan ventaja estratégica y permiten crear imperios, pero la Historia te mantiene en la oscuridad.
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Referencias:
– Cuesta Domingo, Mariano. «Alonso de Santa Cruz, cartógrafo y fabricante de instrumentos náuticos de la Casa de Contratación». Revista Complutense de Historia de América, 2004, vol. 30 7-40.
– Obras de Alonso de Santa Cruz en la Biblioteca Digital Hispánica.