NOTA BREVE: No tenía tiempo hoy para extenderme mucho (estos días están siendo una locura), pero un aviso de Cartophilia me ha hecho recordar este tema, así que aquí va una breve nota sobre ello.
Los precios del petróleo en medio de la cuarentena mundial por el COVID-19 se han hundido. Unos más que otros, claro está. El grave problema de limitación de almacenamiento en los Estados Unidos hizo que hace pocos días el petróleo West Texas tuviera un pico de valoración en negativo (para contratos a futuro), algo inaudito.
Otros productores, la OPEP entre ellos, cuentan con algunas armas para controlar el problema de alguna forma, aunque limitada. Cuando cae la demanda pero sigues jugando con los precios a futuro y los derivados financieros, sigues produciendo crudo, aunque bajes la producción. ¿Y qué haces con el petróleo mientras tanto? Lo almacenas, pero los sistemas de almacenamiento en puertos y refinerías, así como los grandes depósitos estratégicos, tienen un límite. Otra forma de controlar el volumen global de petróleo es utilizar los buques petroleros. Se les llena de crudo y se les mantiene en alta mar, inmovilizados, o bien se demoran los viajes, quedando en una especie de limbo en el mar, cargados hasta el límite. He aquí una captura de pantalla de hace un rato con la situación por satélite de los buques cisterna en el mundo, incluyendo petroleros (captura de MarineTraffic). Se intenta así jugar con ventaja para forzar bajadas de precio de la competencia, manteniendo una posición relativamente ventajosa en la previsible recuperación.