Pasión oriental

En algunas ocasiones una pasión puede ocupar toda una vida y dar origen a una obra monumental. Es el caso de Joseph Needham, el bioquímico británico nacido en el último año del siglo XIX que desarrolló una sobresaliente labor como historiador y «descubridor» de Oriente, que hizo renacer en Occidente el interés por la cultura y ciencia chinas.

Durante su larga vida1, Needham ocupó importantes puestos en organismos académicos, como la Royal Society o la British Academy, además de la UNESCO. Escribió libros y tratados de diversa temática, desde las relaciones entre la religión y la ciencia a manuales sobre bioquímica pero, si hoy es recordado, prácticamente con veneración por parte de los orientalistas, es por haber trabajado en una obra monumental, que elaboró durante décadas: Ciencia y Civilización en China. Se trata, nada más y nada menos, que de una obra en siete volúmenes2.

Paciencia y tesón tuvo que tener Needham, además de una inquebrantable pasión por la cultura china, para llevar a cabo esa labor durante tanto tiempo. Su perseverancia nació de forma inesperada. Durante sus primeras décadas de vida, nada hacía pensar que aquel chaval de origen escocés encaminaría sus pasos hacia las lejanas tierras que más tarde recorrió con los sentidos alerta y un deseo de saber nunca satisfecho. Tras doctorarse en bioquímica, allá por 1925, comenzó a trabajar en un laboratorio de investigación centrándose en el campo de la embriología. Pero el destino tenía pensado otro camino para aquel londinense porque a mediados de la década de los treinta del siglo pasado, se cruzó con tres científicos chinos llegados a tierras británicas para aprender la «ciencia occidental». En realidad, el que parece que aprendió más fue Needham, que sintió pronto la fascinación por el idioma chino. No fue cosa de dos días, con mucho esfuerzo e interés aprendió a comunicarse fluidamente con sus amigos chinos y a leer sus complicadas grafías. Entonces se preguntó, ¿qué se sabe de la historia de la ciencia y la tecnología en China? Ahí comenzó a darse cuenta de que nadie en Occidente se había preocupado seeriamente por tal «bagatela».

Sus amigos chinos le relataron todo tipo de historias acerca del glorioso pasado científico y técnico de su país y cómo, en contraste, su presente parecía un desierto en comparación con siglos pasados. Ahí comenzó a nacer su gran obra, en un intento de averiguar por qué la ciencia y la tecnología de Occidente había sobrepasado a la de China, sabiendo que en el lejano Oriente llevaron ventaja. Ésa fue su gran pregunta: ¿Por qué se estancó China?

Para responder a tan compleja cuestión logró el apoyo de la Royal Society, siendo nombrado director de la misión científica británica en China durante cuatro años a mediados de los cuarenta, encargándose de estudiar el medio y recursos naturales, además de diversos asuntos médicos. Conoció a historiadores chinos de renombre, científicos e intelectuales, artistas y exploradores. Todos ellos abrieron un mundo nuevo a Needham, algo que pocos occidentales habían saboreado antes. A los primeros viajes por Oriente se sumaron otros muchos, que dieron forma a todo su obra y que, además, sirvieron para que fuera nombrado ciudadano de honor en China, además de ser considerado en Occidente como uno de los más prestigiosos orientalistas.

Hoy nos queda el recuerdo de su pasión por lo oriental en los volúmenes de su magna obra, con la que deseaba responder esa pregunta aparentemente sencilla3, pero de endiablada complejidad en el fondo, porque buscando una contestación razonable, se encontró con todo un universo de conocimiento e historia que había sido prácticamente ignorado por Occidente hasta entonces y, en gran medida, sigue siendo soslayado por estos lares hoy día.
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1Joseph T. M. Needham falleció en Cambridge en 1995, habiendo vivido casi un siglo.
2Science and Civilisation in China. Con respecto al número de volúmenes, he encontrado referencias a ediciones compuestas por quince, aunque la «canónica» de Cambridge University Press cuenta con siete y todavía existe material que no ha visto la luz.
3 En realidad sigue sin respuesta, porque el debate todavía sigue vivo.