Dedos largos…

Es conocido que una de las máximas aspiraciones de Robert Schumann era la de convertirse en virtuoso del piano. Lástima, no lo consiguió, a pesar de intentarlo con todo su entusiasmo. Talento no le faltaba así que, al hoy reconocido compositor romántico, se le ocurrió una idea para «arreglar» el problemilla que impedía su encuentro con el estrellato pianístico. Al parecer, empleó un aparato, casi diríase que de tortura, para fortalecer el cuarto dedo de su mano derecha pero… Lo que se prometía una solución a sus problemas de debilidad muscular en esa mano, se convirtió en un problema permanente, pues la máquina le dañó de por vida. Existen otras versiones acerca de esta lesión, pero la de la máquina de «refuerzo» es la más aceptada. ¡Qué no hubiera dado Schumann por poder contar con las prodigiosas manos de Sergei Rachmaninoff!

Muchos otros debieron recurrir a la tecnología de los largos dedos, porque se diseñaron toda una serie de aparatos con el fin de reforzar o alargar los dedos de aspirantes a virtuosos. He aquí uno de esos terribles objetos alargadores:

alargador

Finger Stretcher for the Aspiring Pianist