Como si esto fuera Matrix, poco más o menos. Es conocida la situación de la población de Corea del Norte y no creo que sea necesario comentar nada sobre las terribles condiciones en las que viven pero claro, el 15 de abril de 2012 la dictadura norcoreana celebrará por todo lo alto el centenario del nacimiento de Kim Il-Sung, fundador del régimen. ¿Cómo no iban a completar el más emblemático edificio de la capital para esa fecha? Lo de completar es un decir, porque por fuera parece una cosa pero por dentro… bueno, por dentro ni idea, es casi un secreto de estado, aunque parece que también le han dado algunos toques, pero no se conoce si todas las plantas serán «reales» o habrá unas cuantas que sencillamente se conviertan en decorado.
El Hotel Ryugyong, en Pyongyang, febrero de 2009. Fotografía de Myouzke.
En octubre de 2005 ya mencioné en TecOb a este gigante que ha pasado décadas en obras, como un muerto viviente de hormigón, hundido por la grave crisis que arrastra Corea del Norte y que llevó a la muerte a una parte considerable de su población. Mencionaba entonces:
…hay lugares raros, edificios fascinantes y esquinas sorprendentes, pero cuando la mente humana va más allá de la megalomanía se cometen locuras como este monumento al hormigón vacuo, el Hotel Ryugyong. ¿Dónde podría elevarse tan gigantesca pirámide? En Corea del Norte, nada más y nada menos. Sí, ese “paraíso” que tiene tanta manía con la tecnología nuclear y con el “bienestar” de sus ciudadanos. Elevado sobre el horizonte de Pyongyang, el hotelito, que al paso que va no se terminará nunca, vacío y silencioso, toma su nombre de uno de los antiguos nombres de la capital norcoreana, “capital de los sauces”. Sus medidas no son como para tomarlas a broma: 105 pisos, 330 metros de altura, más de 3000 habitaciones y 360.000 m² de espacio en planta. Naturalmente, con semejantes dimensiones, se trata de uno de los edificios de mayor tamaño del planeta.
Comenzó a contruirse en 1987, como respuesta comunista a su alter-ego “capitalista”, el Hotel Stamford de Singapur, abierto en el 86. Se pensó que podría atraer inversión occidental, pero la operación no fructificó. Aproximadamente desde el 92, la contrucción se ha visto paralizada por falta de financiación y porque, como todo el mundo sabe, la economía norcoreana no está para muchas alegrías. Se estima que el coste de construcción supera los 700 millones de dólares, con lo que se llevó una cantidad considerable del presupuesto norcoreano durante varios años. Actualmente no es más que un gigantesco cascarón sin ventanas ni puertas, sin enchufes ni cableados, sin tuberías, sólo miles de paredes de hormigón que amenzan derrumbarse por deficiencias en la construcción…
Y así fue durante muchos años, hasta que en 2008 el régimen decidió retomar las obras y cubrir al monstruo con una flamante estructura metálica y de vidrio. Se supone que las obras continúan en el interior y así será hasta que se pueda considerar como una obra completa. Me temo que, tal y como ha sido durante tanto tiempo, volverá a convertirse en otro cascarón vacío y sucio, a no ser que Corea del Norte tome otro rumbo, tiempo al tiempo. En la siguiente imagen he querido comparar el actual estado del hotel con el que mostró durante su época de abandono. No puede negarse que, aunque sigue siendo una estampa siniestra por lo que representa, ha mejorado mucho su aspecto.
Imágenes: Kiwitz (izquierda), Pocketchef (derecha).
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