Un libro cada treinta segundos

tocar_librosTocar los libros, de Jesús Marchamalo, es un librillo encantador. Sí, es como un aperitivo muy sabroso que, además, se lee en el tiempo que puede llevar tomar una buena tapa de bar. No dudo en recomendar que se asomen a sus páginas quienes, como yo, guarden manías curiosas a la hora del trato diario con los libros. Lo que sigue sólo es un extracto, un caramelo a modo de curiosidad cuantitativa sobre el mundo impreso. El resto de libro es incluso más fascinante.

La humanidad publica un nuevo título cada medio minuto, ciento veinte a la hora, dos mil ochocientos al día, ochenta y seis mil al mes. Un lector medio lee en toda su vida lo que el mercado editorial produce en poco menos de ocho horas. Actualizar una imposible biblioteca mundial exigiría veintiséis kilómetros anuales de estanterías. Incluso los que compramos libros, los que compramos bastantes libros, adquirimos sólo una mínima, ínfima, minúscula, ridícula parte de lo que se edita. En España cada vez que pagamos un libro, y nos lo envuelven, estamos renunciando a comprar el resto de los más de setenta mil que cada año se publican o reeditan: ciento setenta y ocho diarios, más de siete cada hora.

Pues, con lo poco que compramos, seguimos teniendo demasiados; leer un libro a la semana, que es una buena media, situaría en no más de quinientos los libros que podríamos leer en una década, mil en veinte años, dos mil en cuarenta, contando vacaciones y fines de semana, noches de insomnio y trayectos en tren.