El bulo de las momias en la caldera

Las venerables momias han sobrevivido cientos, hasta miles, de años guardando el recuerdo de sus originales moradores, ya fueran seres humanos o animales, en la esperanza de un mundo nuevo al otro lado de la muerte. Estos cadáveres conservados en condiciones extraordinarias, ya sea por medios artificiales o debido a condiciones ambientales extremas, son una fuente de información científica muy valiosa, tanto para antropólogos y arqueólogos, como para médicos y biólogos.

Pero, por desgracia, hubo un tiempo en el que se encontró una aplicación muy interesante y práctica para las momias, en concreto los cientos de momias que, a modo de producción «industrial» eran desenterradas en Egipto… ¡¡terminaban a cientos en el interior de las calderas de las locomotoras de Norteamérica!!

Durante el siglo XIX, a las momias egipcias se las consideraba una especie de panacea en medicina, famoso era el «polvo» de momia para «curar» todo tipo de males. También se utilizó mucho, para recubrir alimentos, el papel de momia, extraído de los vendajes de aquellas sufridas momias importadas al continente americano desde Egipto. Al parecer, el pescado y los embutidos se conservaban muy bien en papel de momia. Pero, lo más curioso era que, a cientos, se utilizaron los cuerpos momificados de aquellos antepasados nuestros como combustible en calderas de máquinas de vapor…

…increíble ¿verdad? Lo sería si fuera cierto, pero a pesar de tratarse de una «leyenda» repetida hasta la saciedad, se trata de un bulo, muy curioso, pero bulo a fin de cuentas, aunque haya quien repita «lo ví por televisión». Resulta que, Mark Twain, bromista incorregible, tuvo la ocurrencia de afirmar haber visto quemar momias en calderas de locomotora en uno de sus viajes y, para colmo, se atrevió a bromear diciendo que las momias de reyes ardían mejor que las de gentes más bajas en la escala social. Puro cachondeo que se autoalimentó poco a poco y, en el cambio de siglo entre el XIX y el XX, se consideró que había fragmentos de momia por todas partes, desde la botica al mercado. Naturalmente, se utilizaron momias para fabricar «medicinas» fraudulentas e incluso alguna seguramente terminó en la caldera de algún chirriante ferrocarril, como en el caso descrito por Twain, pero, desde luego, no se trató de la quema generalizada de momias que cuenta la leyenda ni de la fabricación de «papel de momia» a escala industrial, aunque sí se hicieron algunos intentos.

–> Más info: Do Egyptians burn mummies as fuel?