El zepelín-ferrocarril

No hubiera funcionado, es más, de haberse llevado a la práctica seguramente se hubiera convertido en una pesadilla para los ingenieros y, sobre todo, para los viajeros. No obstante, la propuesta guarda su encanto desde el punto de vista estético. Lo he encontrado en el número de diciembre de este año de Scientific American, más concretamente en la recopilación que Daniel C. Schlenoff realiza habitualmente sobre viejos números de la revista.

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Por desgracia, aunque he pasado un rato buscando más información, no he podido localizar nada más, aparte de la escueta nota de SciAm. Al parecer, y según se publicaba en 1909, un ignoto ingeniero alemán había inventado todo un zepelín guiado por carriles o, en la descripción original, un «ferrocarril volante». El concepto se basaba en unir las ventajas de una nave aérea, como un dirigible, con las de un medio de locomoción terrestre, en este caso el tren. Así nacería un audaz y veloz ferrocarril aéreo movido por electricidad claro que, como la lógica nos dicta, nadie se atrevió a financiar semejante visión.

Ahora bien, aunque no se parece en casi nada, buscando sin frutos más información sobre la idea, me he topado con otro ingeniero alemán, Franz Kruckenberg, que diseñó y logró construir prototipos de lo que él llamó Schienenzeppelin, o zepelín sobre raíles. Se trataba de un ferrocarril impulsado por un motor de aeroplano BMW V12 y una gran hélice. Franz dedicó grandes esfuerzos en su desarrollo desde 1929, pero aunque su aspiración de crear todo un «avión» sobre raíles no era mala, tampoco este caso prosperó. Eso sí, en un tramo de vía entre Berlín y Hamburgo, un prototipo de zepelín sobre raíles logró alcanzar la estimable velocidad de 230 kilómetros por hora. La Segunda Guerra Mundial terminó con su sueño, pues tanto los prototipos como los materiales destinados a nuevos modelos terminaron como recambios para máquinas bélicas. Puede que esta apuesta fuera, con el tiempo, la que inspiró otra máquina muy parecida, pero de origen francés, que ya visitó TecOb hace tiempo: el Aerotrén. Las siguientes imágenes dan cuenta del ingenio de Kruckenberg.

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