Arenas bituminosas ¿el próximo petróleo?

El tema es polémico, sobre todo en Canadá, y de momento hay demasiadas preguntas sin respuesta, casi todas desde el punto de vista ambiental. A pesar de ello, y sin entrar en los debates típicos, tópicos y desgastados sobre si «queda» mucho petróleo por extraer, sí quisiera hoy llamar la atención brevemente sobre algo que podría convertirse en materia prima para la química básica y la obtención de combustibles dentro de un tiempo que casi nadie se atreve a cuantificar pero que parece mucho más cercano cada día que pasa. El hecho es que las arenas bituminosas llevan ahí desde la noche de los tiempos, pero no ha sido hasta tiempos recientes que la industria ha vuelto sus ojos hacia ellas de forma seria.

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Fuente: Gobierno de Alberta.

Las arenas bituminosas, que reciben diversos nombres dependiendo de los lugares donde se localicen, como arenas de alquitrán, arenas de petróleo o, en inglés oil sands, son mixturas de arena con alquitrán que, en ocasiones, llegan a ocupar extensos territorios. Lo atractivo de la mezcla se encuentra en que, a través de un proceso de separación adecuado, de ellas puede obtenerse un betún que guarda enormes similitudes con el petróleo. Este betún puede refinarse para obtener de él diversos productos orgánicos, tal y como se hace en las refinerías de petróleo actualmente. Al contrario que con el petróleo, para extraer las arenas bituminosas no hace falta profundizar en la tierra con pozos, sino que se obtienen por medio de minería a cielo abierto o, en algunos casos, se recolecta el betún tras haberse inyectado en el yacimiento de arenas algún solvente adecuado junto con vapor o agua caliente.

Así de sencillo, y a la vez así de complejo, porque el procesado de las arenas supone un reto técnico y ambiental. La porción técnica ya ha sido superada hasta cierto punto, no así la ambiental, sobre todo por dos problemas principales. Por una parte, las clásicas objeciones a la minería a cielo abierto, por otra, la ingente cantidad de agua que es necesario consumir para obtener el betún.

En el mundo existen grandes áreas donde pueden localizarse arenas bituminosas, como en Venezuela, Estados Unidos, Rusia o Madagascar. Aunque en muchos de esos lugares se ha planteado su extracción y refino, nadie ha llegado tan lejos como los canadienses, sobre todo porque técnicamente parecen haber resuelto todos los dolores de cabeza que, hasta ahora, estas arenas les planteaban y, además, porque poseen una cantidad inmensa de ellas. Los problemas ambientales siguen ahí, claro está, pero ya se han puesto manos a la obra. Junto con los grandes depósitos de Venezuela, es Canadá quien cuenta con una cantidad inmensa de arenas bituminosas. ¿Esto es mucho? La pregunta puede parecer inocente, pero es la clave, pues la respuesta es: sí, no sólo es mucho, sino muchísimo. Se estima que si se extrajera todo el betún de las arenas y se refinara posteriomente, se podría contar con una reserva de este producto, tan similar al petróleo, superior a las reservas del crudo actualmente conocidas. Esto no significa que todas las arenas puedan ser explotadas de forma rentable, no al menos con la tecnología actual, pero si únicamente las más ricas y accesibles entraran en el circuito comercial, el petróleo habría encontrado un serio competidor. No extrañará por tanto que en Canadá se hayan tomado la idea de explotar este recurso muy seriamente.

El grueso de las reservas de arenas bituminosas canadienses se encuentra al norte de la región de Alberta, más concretamente en lo que se conoce como área de las Arenas de Athabasca, o Athabasca Oil Sands. Actualmente gran número de explotaciones, infraestructuras de transporte y de refino, se encuentran en activo o se hallan en construcción, pues el tesoro es demasiado valioso como para pasar desapercibido. El depósito de Athabasca es el mayor del mundo, al menos según las estimaciones y los conocimientos geológicos actuales. Algunos cálculos estiman que la cantidad de barriles de betún que se puede obtener únicamente de este depósito es superior, en producto refinado equivalente, al de petróleo actualmente cuantificado en Arabia Saudí y otros países de Oriente Medio o, lo que es igual, en un área del tamaño de Florira se concentran más de 175 billones (trillones americanos) de barriles de betún recuperables. Su explotación no ha hecho sino comenzar, pues apenas unas décadas han pasado desde que se planteó seriamente esta opción, pero ahora mismo el 40% del petróleo producido en Canadá procede de las arenas, en su mayor parte encaminado al mercado estadounidense, que ya lo contempla como su principal proveedor de combustible.

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Fuente: Wikimedia Commons.

Esto es algo pasmoso, sin duda, y aunque gran parte de estas arenas todavía se encuentran más allá de ser explotables de forma rentable, la tecnología destinada a su extracción y procesado está avanzando a tal velocidad que, con toda probabilidad, Canadá pasará a convertirse en la segunda mitad del siglo XXI en uno de los principales productores de «petróleo», puede que incluso el primero. Eso sí, a muchos habitantes de Alberta no les hace ni pizca de gracia el asunto. He aquí, por ejemplo, un adelanto de la película H2Oil, en la que se critica severamente la degradación ambiental del área causada por las explotaciones en el proceso de extracción del betún.